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@politicaycocina

Empanada de Pino

(Para 20 funcionarios públicos)

Para el pino….

1 kilo de carne de vacuno picada (idealmente posta)

1 taza de caldo de carne

3 cebollas grandes picadas fina

2 cucharadas de harina

2 cucharadas de ají rojo o paprika

½  cucharadita de comino

20 aceitunas negras, 40 pasas y 5 huevos duros

4 cucharas de aceite

Sal y pimienta

Para la masa…

1 taza de leche

1 taza de agua tibia

1 kilo de harina

4 yemas de huevo

180 gramos de manteca vegetal

 

Bien revuelta estuvo la semana. Partiendo por la vaca que tuvieron que hacer los partidos de la Nueva Mayoría para que el candidato independiente, Alejandro Guillier, pueda financiar su campaña. Para sumarle ritmo (y despedir agosto), salieron al sol unos flamantes trapitos acompañados de asesorías truchas que el senador pagó con fondos del Congreso copiadas al más puro estilo copy paste de la página web del Senado, a la cual todos tenemos acceso libre y gratuitamente. Quedó claro, candidato, que lamentablemente sí comparte las tristes costumbres de algunos de sus colegas y, de pasadita, reafirmó su fama de descuidado y poco esforzado aspirante a La Moneda.

Quienes circulaban por la calle Moneda, frente al Palacio de Gobierno, a la misma hora del Comité Político, pudieron oír los gritos con que reprochaba el socialista Álvaro Elizalde al decé Gonzalo Duarte por la “deslealtad” de la jefa de su partido. El hombre estaba enojado porque Carolina Goic le ofreció un par de sillas al ex ministro Luis Céspedes y al subsecretario Alejandro Micco. Señor Elizalde, ¿qué esperaba? Lo que hizo la candidata fue acoger a sus camaradas, algo que usted ya debería haber aprendido después del feo desaire al ex presidente Lagos… Se hubiera ahorrado tantos problemas.

Pero todo esto es música cuando pienso en la escoba que deber haber en el “segundo piso” de La Moneda. Y como septiembre es el mes de la patria, durante estos 30 días nos concentraremos exclusivamente en comida chilena. Para estrenar, vamos a preparar la tradicional empanada de pino, mejor aún, cocinada en el piso dos del Palacio de Gobierno.

Me imagino la oficina de la Presidenta; a su lado el salón verde manzana (el que ojalá vuelva a ser blanco) y, junto a éste, la famosa cocina de Palacio. Partiremos preparando el pino y, como primer consejo, háganlo un día antes y nunca a última hora, como la citación al Comité de Ministros para la discusión del proyecto Dominga. Mientras tanto, van entrando las asesoras o “bachelovers”, cuya fila encabeza Ana Lya Uriarte, quien tiene el poder de prender el fuego y calentar el aceite en una gran olla. Ahí tiene que dorar la carne por unos ocho minutos y luego agregar ají de color, sal, pimienta, comino y dejar la mezcla unos minutos más al fuego. Hace su entrada triunfal Haydée Rojas, quien deja su libreta a un lado y agrega el caldo que debe cocinar por alrededor de 30 minutos a fuego lento, todo mientras discuten qué harán con la agenda del día (Dominga, Dominga y Dominga). Luego añaden las cebollas y las dejan al fuego 30 minutos más. La Paula Narváez (copuchenta ella) entra para no quedarse fuera ni perderse detalle. Ella se preocupa de poner la harina y revolver bien. Una vez listo el pino, lo dejan enfriar y entre las tres lo meten al refrigerador hasta el día siguiente.

La masa queda en manos de la Presidenta Bachelet, quien, luego de dejar al ministro Mena jugando con los pingüinitos, se va directo a la cocina donde prepara una salmuera con leche, agua y sal. Aparte, en un bol, pone la harina, las yemas, luego incorpora la manteca, la salmuera y revuelve todo con una cuchara de palo. Con la mezcla lista, llama por citófono al sociólogo Pedro Güell para que cumpla su rol y la amase hasta que quede suave y elástica.

Con el pino y la masa lista se reúnen todos a terminar las empanadas. La Reina Madre, la señora Ángela Jeria, llega con los fósforos para prender el horno y precalentarlo a 180°. En tanto, el equipo separa la masa en 20 porciones y, con un uslero, trabajan la mezcla hasta conseguir una masa fina y uniforme. Añaden dos cucharadas de pino, un cuarto de huevo duro, una aceituna y un par de pasas… y listo. Queda cerrarlas, pincelarlas con un batido de huevo y agua y llevarlas al horno por 35 minutos. El tiempo lo supervisa la Reina Madre.

Con las empanadas listas, bajen al primer piso a repartirlas entre ministros y subsecretarios. Ojalá a nadie le caiga mal la cebolla, sería tremendo que se les “repitiera”, así como le pasó al recién estrenado ministro de Economía y sus declaraciones. Como un bis, el segundo piso volvió a salir al ruedo y “repitió” –una vez más– que no está de acuerdo con el equipo económico.  Qué espectáculo le están dando a la ciudadanía y eso que aún no parten las fondas. ¡Tiqui tiqui ti!