Ayer terminó la tensa espera que precedió la designación del nuevo gabinete. El Presidente electo Sebastián Piñera anunció al país a quienes serán los 23 hombres y mujeres que lo acompañarán durante la primera etapa de su gobierno. Hubo algunas sorpresas, como la designación de Roberto Ampuero, Gerardo Varela y Alfredo Moreno en Cancillería, Educación y Desarrollo Social, respectivamente, así como se ratificaron nombres ya consolidados y que han sido del equipo más cercano de Piñera, como Andrés Chadwick, Cecilia Pérez y Gonzalo Blumel.

¿Cuáles son las principales fortalezas del nuevo equipo?

Es un gabinete interesante, que se hace cargo de las debilidades de la primera administración de Piñera y que huye de las claras falencias que presenta el actual gabinete de la Presidenta Bachelet.

En primer lugar, es un equipo mayoritariamente con experiencia política, ya sea por su paso por el Congreso Nacional o por el anterior gobierno de la centroderecha. Esto, sin duda, debe influir en poner su probada capacidad técnica al servicio de un proyecto político de largo plazo. Ellos ya conocen la importancia de explicar en palabras la solidez de las cifras y los indicadores.

Al mismo tiempo, es un equipo en el que queda claro que cuentan con el respaldo presidencial, más allá de la misma designación. Un buen ejemplo de esto es que el ministro del Interior es un hombre de plena confianza del Presidente y no un nombre impuesto desde un partido político o, peor aún, una concesión forzada para dar un respiro a la coalición de gobierno, como ha pasado con todos los ministros del Interior de la Presidenta Bachelet, salvo Rodrigo Peñailillo. Del mismo modo, todo el comité político está integrado por personas de probada confianza presidencial, lo que facilitará su gestión y ampliará sus márgenes de negociación en el Congreso.

Otra fortaleza valiosa es que estamos ante un gabinete “atrevido”, dejando en evidencia que el Presidente Piñera realizó importantes definiciones de entrada, con repercusiones de largo alcance. Ampuero en Relaciones Exteriores nos permite contar con un escritor de talla mundial como representante de Chile y que, además, proyecta a la centroderecha chilena en una dimensión cultural relevante en una América Latina dividida entre los  países que han optado por una vía democrática e institucional, y otros que han caído en las garras del populismo y del socialismo del siglo XXI. Alfredo Moreno deberá aportar su experiencia empresarial y pública a la creación de una red de protección para la familia y la clase media, en lo que deberá ser el sello del próximo gobierno. Por último, el desafío mayor lo asume Gerardo Varela, quien estará a cargo de una compleja cartera, pero que asume con el respaldo del Presidente y la contundencia de un programa de gobierno ratificado democráticamente en las urnas por millones de chilenos.

Dicho esto, la centroderecha queda con dos importantes desafíos. Avanzar en una necesaria diversidad social, generacional, cultural y regional, de manera tal de poder representar verdaderamente a todos los chilenos. De muestra sólo un botón: el promedio de edad del actual gabinete es de 55 años, siendo el de mayor edad desde 1990. Del mismo modo, es importante que algunas de las nuevas autoridades contemplen asumir desafíos electorales en el futuro, pues ésta es la mejor manera de proyectar el éxito de la nueva administración. Hay que ponerse a trabajar, fijar prioridades e ilusionarse con el trabajo que se viene.

A partir de marzo tendremos meses difíciles y de mucho trabajo para los próximos ministros. Tarea que deberán asumir con vocación de servicio, dedicación y la legitimidad del triunfo obtenido en las urnas. ¡Mucha suerte!

 

Julio Isamit, coordinador político Republicanos

 

 

FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO

 

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