Poco interés internacional tuvieron las elecciones realizadas el pasado domingo 30 de noviembre en Uruguay.

Lo previsible del resultado, a diferencia de lo ocurrido en la primera vuelta, hizo que esta vez la atención se centrara sólo en cuánto sería el porcentaje de votos que le darían la reelección a Tabaré Vázquez para su segundo mandato. Efectivamente, el candidato del Frente Amplio, a sus 74 años se impuso con un 53,6% a su contendor Luis Lacalle Pou, de 41 años y representante del Partido Nacional Blanco, quien obtuvo el 41,1% de las preferencias.

No es extraño lo sucedido. Fue una campaña aburrida, fría y tímida, en la cual el desafiante Lacalle no tuvo un discurso agresivo capaz de sacar a la pizarra al gobernante partido del Frente Amplio con Mujica a la cabeza. En eso, pienso que es un fiel representante de lo que son las oposiciones “liberales”, de “centro derecha” o como quiera que se les llamen. Sin fuerza ni épica en sus discursos, le han facilitado bastante el trabajo a la izquierda que ciertamente es mucho más emotiva y cercana.

Quizás también tenga algo que ver el que ambos presidentes, tanto Mujica como Vázquez, tienen un estilo que se ganó el cariño de la gente. Sabido es que el actual mandatario, “Pepe Mujica”, ha sido muy popular con su estilo “campechano” y sobrio. Pero tampoco debe olvidarse que Vázquez, quien gobernó entre el 2005 y el 2010, dejó el cargo con una aprobación del 60%. Asimismo, su gobierno se recuerda por un período de crecimiento que además coincidió con el auge internacional de los commodities, en tanto que en cuanto al manejo económico, si bien la coalición gobernante, como buenos socialdemócratas, creen en un mayor protagonismo del Estado, no es menos cierto que su pragmatismo ha promovido las inversiones extranjeras y no han atacado las reglas del libre mercado.

¿Cuáles son los dos desafíos más importantes que enfrentará el nuevo gobierno? En primer lugar, una reforma a la educación que, tras haber sido una de las mejores del continente, ha caído notablemente en calidad. Mientras que, en segundo lugar, deberá abordar el desafío de mejorar la seguridad pública, no obstante Uruguay sigue siendo el país más seguro de Latinoamérica.

Lo demás será intentar controlar la inflación que está en torno al 8.5% y aumentar el crecimiento proyectado a un modesto 3%.

Las mayores diferencias entre el mandatario saliente y el entrante se darán en que mientras el actual apoya la legalización de la marihuana y la despenalización del aborto, Vázquez se ha opuesto a ambas medidas.

Quizás la especulación de las encuestas de opinión en la primera vuelta quisieron dar una sensación de cambio que no era tan real, algo parecido a lo que ocurrió en Brasil. En tanto que ha quedado demostrado que la edad –Vázquez regresa a poder con 74 años- no es un impedimento para que los ex gobernantes que gozan de prestigio regresen al poder.

Quizás lo único preocupante es que, por ahora, tendremos que seguir observando cómo en el continente sus (ex) presidentes, cual caudillos de antaño, continuarán jugando a las sillitas musicales. ¿Falta de liderazgos nuevos, incapacidad de nuevas propuestas o más bien prima el dicho: “más vale diablo conocido que por conocer”? El tiempo lo dirá.

 

Angel Soto, Académico Universidad de los Andes.

 

 

FOTO: PABLO VIOJO/FLICKR

Deja un comentario